BOTERO: SU REPRESENTACIÓN DE LA JUSTICIA, LA POLITICA Y EL DERECHO EN COLOMBIA.

 

No soy un experto en arte, pero aprendí lo mejor de él: mientras que la ciencia fortalece el intelecto, necesario para razonar, el arte alimenta el espíritu, indispensable para vivir. El arte, en sus múltiples manifestaciones como el cine, la literatura, la pintura, la caricatura, la escultura, la música, la danza, entre otras, logra trasmitir más de lo que cree que expresa el autor de un código, de un libro o el profesor de clase. Esto se puede demostrar con un ejemplo: Joaquin Salvador Lavado Tejón (Quino), a través de Mafalda, ilustró las ideas más finas de la filosofía política, la sociología y el derecho constitucional.

La importancia del arte y de su emisario, el artista, se puede explicar con palabras de un gran jurista. Expresa   Carnelutti en su texto “Las miserias del proceso penal”: “Carlo Majno, que es hoy uno de los mejores abogados en Milán y que fue, en aquella Universidad, uno de mis discípulos más queridos, me donó, precisamente el día en que yo abandonaba la cátedra de Milán por la de Roma, un bellísimo dibujo a lápiz del pintor Mentessi, que representa las manos de un preso, sujetas por las esposas. Mentessi no tenía ciertamente una experiencia particular del problema penal; sin embargo, aquel dibujo demuestra lo clarividentes que son las intuiciones de un artista…Está toda la psicología del preso en aquel pequeño cuadro”.

El Maestro Botero tenía, como Mentessi, una gran intuición. Una gran sensibilidad frente a una realidad social latente. Denunciaba con una sola imagen la más dura realidad. Con uno solo de sus cuadros instruyó lo que tarda un profesor en enseñar durante toda una vida. Logró desnudar lo que somos y lo que ocultamos por pura vergüenza. Alcanzó lo inalcanzable en la sociedad colombiana: la unión de los extremos al momento de apreciar el agreste entorno representado en su obra. Frente a su arte, todos éramos iguales y coincidíamos en la congoja por nuestro pasado, por nuestra injustificada angustia y absurdo dolor. Ese fue, quizá, el gran valor político de su obra. Hizo de la violencia, la insolidaridad, la muerte, el dolor, una fuente de inspiración para llegar, a través de ella, a los “corazones” de quienes cierran los ojos a esa cruda realidad o a quienes solo la conocen en los pasillos de las galerías que exhiben sus obras.  

Como los artistas, debemos hacer de nuestro oficio, el ejercicio del derecho, algo más fértil, intenso, apasionado, trascendente, que desborde la simple producción de sentencias, demandas o artículos científicos, que parecen estar escritas más para alimentar el ego de sus autores o suplir sus necesidades, que para responder a los requerimientos de nuestra sociedad, para fortalecer nuestra democracia o para lograr una real protección de la vida digna. Necesitamos hacer del derecho una experiencia humana, sensible, cercana, que atienda a la miseria humana más que a las miserias del proceso. Quizá así logremos aportar un poco más a la construcción de una mejor sociedad o a la salvación de la misma.

La experiencia confirma que, en medio de la mercantilización de la justicia, la construcción de una sociedad mejor debe iniciar con la enseñanza de un derecho entendido como el arte encaminado a la formación de seres íntegros, integrales, sensibles al dolor del prójimo y atentos a los requerimientos de su entorno. Como educador, trato al máximo por lograr transmitir de manera simple y profunda, como lo hace el artista con su arte, el conocimiento acerca de lo que ES el derecho y la sensibilidad frente a lo que DEBE ser.

 Espero me acompañen en esta reflexión final. Necesitamos hacer del derecho el arte de armonizar la justicia, el orden y el bien común; de los abogados, artistas que asuman el mayor de los sacrificios por alcanzar, en cada una de sus obras, ese complejo equilibrio; y, especialmente de los docentes, tejedores de redes que unan la teoría con el corazón de los hombres, antes que con la superficialidad de sus mentes.

P.D. Soy responsable de este blog, Justicia, Política y Derecho en Colombia, creado con el propósito de compartir algunas reflexiones más personales o íntimas. Quiero compartir su justificación: “La excesiva formalización de la academia y la investigación, erosionan cada vez más las relaciones entre el derecho y la sociedad. Este es un espacio abierto a la reflexión y al debate desde un punto de vista “humanamente académico y socialmente pluralista” que ofrece de manera sencilla posibilidades de solución a los problemas que evidencia la particular realidad colombiana. El objetivo es el fortalecimiento de la democracia y la promoción de un Derecho al servicio de la persona y la sociedad”. La imagen que lo acompañaba como portada era la de un cuadro titulado por el Maestro Botero “Masacre en Colombia”. Algunas voces indicaron que era una imagen muy violenta para un blog. Vuelvo a ella como pequeño homenaje y, simplemente, porque así es nuestra paradójica realidad.









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