UN CASO DE INJUSTICIA EXTREMA.
En
el proceso de Patricia se cometieron graves irregularidades que finalmente terminaron
con la condena a una persona inocente. La prueba de esa inocencia la tenía el mismo
Fiscal en sus manos y advirtió, “en aras a la verdad y a la investigación
integral”, el deber de la Judicatura de decretarla como prueba sobreviniente. No
se hizo así y, finalmente, en la segunda instancia se indicó que “No se
trajo al juicio el comprobante que demostraba el cumplimiento del contrato”. Precisamente
la prueba que no fue aceptada, la prueba de la inocencia.
Es
imposible para un abogado rehuir a las graves consecuencias de una injusticia
extrema para la sociedad, la administración de justicia y, en especial, para la
vida de una persona. Nada más complejo que afrontar la defensa de una inocente
que terminó finalmente condenada como consecuencia de una clara violación de
sus derechos fundamentales al debido proceso y a la defensa técnica.
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