LOS ABOGADOS Y LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA FRENTE A LA IA. Amenazas, retos y oportunidades.

 

TIEMPO DE LECTURA: 8 MINUTOS.

Toda la sociedad, en especial los abogados tenemos gran expectativa frente a la sentencia de tutela que se dictará en el expediente T-9.301.656, en el que la Corte Constitucional se pronunciará en relación al uso de la IA en el ejercicio de la función jurisdiccional. Sobra explicar la importancia de esa decisión. Sin duda la IA generará (corrijo, está generando) una importante transformación en el mundo jurídico.

En desarrollo del trámite de esa acción, la Corte requirió a los Colegios de Jueces y Fiscales para que respondieran algunas preguntas en relación al conocimiento y uso de la IA. Estos son algunos datos entregados por los funcionarios encuestados en Antioquia: Sólo un 18% ha utilizado la IA. De ese 18% solo el 14% considera que su uso fue útil. El 94% de los encuestados señala que no ha recibido capacitación en IA. El 41% considera que la IA trae beneficios frente a la eficiencia de la administración de justicia. El 65% considera que el uso de la IA genera riesgos para el ejercicio del derecho al debido proceso. El 63% señala que el uso de la IA afecta la independencia del juez. Frente a la permisión del uso o su restricción al momento de elaborar sentencias, las opiniones estuvieron divididas en un 50% a favor y un 50% en contra.

Tuve la oportunidad de apoyar al Colegio de Jueces y Fiscales en la elaboración de la respuesta al requerimiento realizado por la Corte Constitucional, actividad que coincidió con la invitación al “IV Mega congreso mundial. Hacia la Nueva Era de los derechos fundamentales”, en el que participamos con la ponencia “La administración de justicia frente a la IA. Amenazas, retos y oportunidades”. Queremos compartir, con la actitud de quien apenas se acerca a un tema de gran importancia, las siguientes ideas en relación al papel de la IA en el ejercicio de la función jurisdiccional y su repercusión frente al derecho fundamental de acceso eficaz a la misma.

1.      En medio de una aguda crisis de la administración de justicia, es fundamental colocar la IA al servicio de la función esencial del Estado de velar por la convivencia social en parámetros de orden, justicia y bien común. La IA, con la gran capacidad para almacenar datos y generar información, debe servir de apoyo para el cumplimiento de los fines del Estado (garantizar la efectividad de los principios, derechos deberes consagrados en la Constitución” Art. 2 C.P.) y para la protección del principio de eficiencia en la administración de justicia y del derecho fundamental de acceso eficaz a la misma (Art. 229 C.P).

 

2.  El funcionario jurisdiccional que exige el Estado social y constitucional de derecho debe estar en contacto permanente con la realidad social local, regional y nacional, estar atento a sus transformaciones y requerimientos. La IA facilita un conocimiento de esa realidad, convirtiéndose en una importante herramienta para la administración de justicia. Anteriormente íbamos a la biblioteca, luego vinieron las bases de datos; ahora es la IA.

 

 

Se debe tener presente que “los algoritmos son tan buenos como los datos con los que fueron alimentados” ([1] ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización”. Debate, Bogotá, 2018, p. 177). Significa que siempre deberá realizarse un análisis preventivo y cauteloso del uso de la información en los siguientes aspectos: quién recolectó los datos, con qué interés, qué conocimiento tenía de la realidad sobre la cual se construyeron los datos, así como de aquella en la cual se van a aplicar, entre otros. La IA es “un algo”, no es “un quién”, y como tal debe prestar importante ayuda a los abogados y a los administradores de justicia, sin sustituirlos, debiéndose implementar unos principios jurídicos que limiten su uso.

 

4.      La IA ayudará a armonizar un pensamiento lógico-racional (propio del Estado liberal donde el juez era un simple operador lógico del silogismo subsuntivo) con un razonamiento a partir del logos de lo humano o razonabilidad. Depurará el ejercicio de la profesión en la medida que las tareas más técnicas serán dejadas a la “Machine learning”, por ejemplo, a Alexa o a Siri. Pronto diremos “Alexa, liquídame este crédito; hazme este informe estadístico, encuéntrame la sentencia hito en determinado tema” y muchas funciones más. Las tareas menos técnicas como aquellas en la que se debe interpretar, valorar, argumentar o, en términos generales, aplicar la lógica de lo razonable, quedaran en manos de los verdaderos juristas.

 

 

5.      Se debe advertir, como lo resalta Andrés Oppenheimer[1], citando a McGinnis y Pearce, que “…el efecto disruptivo de la inteligencia artificial va a terminar con el monopolio de los abogados y beneficiará a la sociedad y a los clientes, a medida que los servicios legales sean cada vez más transparentes y accesibles para los consumidores y el acceso a la justicia sea generalizado” Ob. Cit. P. 177.

 

6.      En ese mismo sentido, los mejores abogados no serán aquellos que ejerzan funciones que puedan ser sustituidas por la IA (aplicación racional del derecho) sino los que mejor interpreten la norma, los que mejor argumenten, los que logren ajustarse más rápido a los cambios sociales, los más innovadores, los  que ofrezcan mejor solución a los casos difíciles, los que logren acompañar a sus clientes de manera integral y personalizada.

 

7.      La IA no puede representar un obstáculo en la búsqueda de ese juez que debe dejar de ser “frío funcionario que aplica irreflexivamente la ley”. Promoverá un juez que se proyecte más allá de las formas jurídicas, para “atender la agitada realidad subyacente y asumir su responsabilidad como un servidor vigilante, activo y garante de los derechos materiales” SU-768 de 2014.






[1] ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización”. Debate, Bogotá, 2018.

Comentarios

Entradas populares