PAIS DE MUCHOS ABOGADOS Y POCO JURISTAS
COLOMBIA, PAIS DE MUCHOS ABOGADOS Y MUY POCOS JURISTAS
¡Gran paradoja! La mayoría quiere
ser abogado (http://www.portafolio.co/tendencias/colombia-pais-mayoria-quiere-abogado-79388)
y, al mismo tiempo, el derecho no se encuentra dentro de las diez carreras con
mayor oferta laboral. Resulta complejo desatar esa contradicción. En una
sociedad que refleja graves crisis de justicia social e institucional, se
pensaría que un mayor número de abogados ayudaría a superar la misma; pero, al
mismo tiempo, la realidad refleja que Colombia no requiere de tantos abogados
como de buenos abogados. El desplazamiento de la vocación por el Derecho para
dar paso a la mercantilización del mismo, la formalización de los procesos de educación
al margen de criterios cualitativos soportados en competencias interpretativas,
argumentativas y propositivas; el exagerado interés en los procesos de
burocratización de la administración de la educación desconociendo los
objetivos que debe buscar la misma, la pérdida de independencia del académico ante
la politización de la educación, son, entre otros, aspectos que atentan contra
el objetivo de formación integral de buenos profesionales del Derecho.
Que todos estudien Derecho es un
derecho que no se le puede negar a nadie, pero ninguna institución tiene
derecho de abusar de esa necesidad ofreciendo programas encaminados a la acreditación
de la condición de abogado soportados en procesos de formación técnica al
margen de una formación basada en competencias. Esa formación en competencias a
cargo de las instituciones debe ser proporcional a la responsabilidad de los
aspirantes de conocer y asumir con firmeza los más complejos compromisos intelectuales
y éticos representados en la condición de abogado. El Derecho, como lo indica
Ihering en su Lucha por el Derecho, “no
es una idea lógica sino una idea de fuerza” En una sociedad que debe contar
cada vez más con herramientas de defensa en contra de la arbitrariedad, se debe
procurar por una sustantivización y democratización de la enseñanza del Derecho
y de la Política.
No se debe olvidar que el Derecho,
más que una profesión, puede ser una herramienta de opresión social o un medio de
liberación y reconocimiento de los derechos de la persona. Ello depende, sin
duda, de una fusión entre el compromiso vocacional y la calidad de la formación
impartida en las facultades. Cuando la enseñanza del Derecho se asume como un
medio de escalafonamiento social y mejoramiento de las calidades de vida o como
un salvavidas financiero para las instituciones universitarias, se pierde toda
posibilidad de defensa de los más importantes fines del Derecho: Justicia, Orden
y Democracia.
En síntesis, es evidente que existe una
sobreoferta, problema que no es tan grave como el de la calidad de la formación
impartida en las facultades, la que se caracteriza por su profundo dogmatismo
reflejado en la enseñanza de una teoría jurídica construida en el contexto del
Estado liberal del Siglo XIX, en la ausencia de competencias innovadoras, en el
desconocimiento de la realidad social y en la indiferencia frente a las
responsabilidades éticas y sociales de todo profesional del Derecho. Son claras
las palabras del nuevo director de Colciencias, Cesar Ocampo “Lo más importante en Colombia es generar pensadores
críticos, que resuelvan problemas, que se enfoquen en problemas y necesidades
humanas; educadores y estudiantes que se salgan del esquema común, que es
hacernos ricos” http://www.elespectador.com/noticias/ciencia/cesar-ocampo-nuevo-director-de-colciencias-articulo-679448
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